Ideas para aprovechar las sobras del menú navideño

Si eres de los que clava las cantidades tenga los comensales que tenga, enhorabuena, de verdad, sáltate este post y ve directo al final. Si eres como el común de los mortales, primero lee estos consejos para evitar el desperdicio de comida. Y, una vez aceptado que no somos perfectos, vamos a darle una vuelta a este defecto y conseguir tener la comida casi hecha para el resto de la semana. ¿Cómo? Preparando algunas recetas sencillas y ricas protagonizadas por lo que, hasta hoy, habríamos considerado sobras.

Esos que calculáis exactamente las cantidades, no perdáis el tiempo y buscad aquí más ideas de recetas para las fiestas navideñas.

Canelones de carrillada de ternera con foie gras y trufa

Uno de los secretos para disfrutar, de verdad, de las celebraciones navideñas es tener todos los platos posibles preparados con antelación. Ahorra prisas, disgustos y te permite tomar una copilla de vino más (si quieres). Pero, ¿cómo darle ese toque festivo? Como siempre, invirtiendo en producto de calidad y acompañándolo de toques especiales como los que aportan productos poco habituales como pueden ser la trufa, el foie, cavas e, incluso, chocolates. En esta ocasión, seguimos tirando del recetario de Fans del Vacuno para presentarte una receta de canelones de carrillera de ternera con foie gras y trufa.

Nos encanta esta propuesta por su originalidad y, sobre todo, porque la melosidad de una carrillera de ternera bien cocinada combina a la perfección con el foie. Ya estoy pensando qué vino le puede ir bien, ¿qué tal un Marqués de Riscal XR?

Y si buscas otras ideas, u otros maridajes, echa un buen vistazo a nuestra web.

Lomo de ternera a la sal

Foto: Fans del vacuno

¿Este año te toca celebrar la Nochebuena en tu casa? Nada de agobios, que aquí estamos para dar ideas que te puedan echar una mano. ¿El secreto? Piensa bien el menú, invierte en productos de calidad y olvídate de otras tontunas, y echa mano del horno que, prácticamente, cocina solo. ¿Existe esto de lo que estamos hablando? Claro, echa un vistazo a estar receta de lomo de ternera a la sal que hemos encontrado en Fans del Vacuno (qué ideas más chulas tienen por aquí) y comprueba cómo llevamos razón.

¿No te convence o a tu cuñado le encanta el solomillo? No hay problema, que será por ideas… tú sigue buscando más recetas navideñas protagonizadas por la carne de ternera, que seguro que alguna encuentras.

Arroz con chuletón

Foto y receta: La cocina es vida

Madre mías, esta foto sí que hace honor al famoso dicho de la imagen y las mil palabras, ¿verdad? No sé a ti, pero a mi se me hace la boca agua al ver dos de mis comidas favoritas juntas. La idea de hacer el arroz con chuletón es del chef Dani García y lo comparte el blog de La cocina es vida (gracias, gracias, gracias). Según nos explican el secreto está, como casi siempre, en usar ingredientes de calidad (aquí sabes dónde encontrarlos). Y en respetar dos pasos muy importantes:

  • Untar el arroz con la grasa que suelta el chuletón.
  • Esforzarse en el ahumado con un poco de romero.

Con esto, y un poco de labia, creo que este domingo dejaremos impresionado al más foodie de nuestros amigos, ¿verdad?

¿Sin ideas para merendar?

Foto de un riquísimo bagels de roastbeef o pastrami y salsa tzatziki de Hola.com

Ya lo decía una sabia amiga: «¿Lo mejor de la vida? Jugar y merendar» Con esto de la vuelta al cole, volvemos a pensar en almuerzos y bocadillos en el parque pero, ¿por qué lo dejamos de lado cuando crecemos? Vale, se reducen las oportunidades de jugar pero, ¿las de merendar? ¿Por qué no hacerlo todos los días? Para no aburrirnos, vamos a hacerlo variado. Y sí, aunque tenemos que priorizar frutas y verduras, siempre podemos darnos un caprichillo algún día, como puede ser ese bagels de roastbeef y salsa tzatziki que nos propone Hola.com. ¿Empezamos por aquí?

¿De qué hablamos cuando hablamos de madurar la carne?

Nos creemos muy modernos hablando de maduración de la carne hasta puntos extremos pero, en el fondo, no dejamos de utilizar técnicas ancestrales sin asomo de tecnologías. Bueno, algo sí porque en la Edad Media se dejaba reposar la carne para que ganara terneza y sabor pero, con la llegada de los frigoríficos a finales del siglo XIX, la cosa se simplificó bastante.

¿Por qué se produce este proceso? Tras el sacrificio del animal, las enzimas atacan a otras moléculas celulares transformando su sabor y reduciendo su dureza.

El tema se pone interesante cuando, además de madurar la carne, proceso pasivo que consiste en dejar la carne unas semanas en la cámara para que gane terneza y sabor, hablamos de afinar los sabores de la carne. Quizás sea un proceso con un punto mágico, pero si lo realiza un buen profesional con los conocimientos necesarios, que controla la ventilación, la temperatura, la luz y todos los factores que entran en juego, la potenciación de sabores es única.

¿Todas las carnes se pueden madurar? Por supuesto, pero son las carnes rojas las que soportan maduraciones más largas y donde el afinado adquiere su sentido. Eso sí, el corte que mejor funciona es el lomo.

Es raro que tengamos una cámara de maduración en casa para poder provocar estos sabores extremos, pero podemos aprovechar el proceso en nuestro beneficio. El resultado no será tan espectacular, pero algo conseguiremos. ¿Cómo? Comprando la carne varios días antes de cocinarla y dejándola reposar en la nevera (yo te aconsejaría que la envuelvas, para evitar que se absorban olores no invitados a la fiesta)

Los truquillos de la plancha

¿Crees que todo el mundo sabe hacer un filete de ternera a la plancha? Sí, por supuesto pero, ¿todo el mundo puede hacerlo rico, rico? Bueno, ahí ya no estoy tan de acuerdo… es cierto que no hace falta apellidarse Arguiñano o Berasategui para lograrlo, pero sí que hay que tener en cuenta algunos detalles que, como siempre, marcan la diferencia.

Muy, muy importante: calidad. Ya te lo contamos en esta entrada, pero volvemos a recordarte hoy que, sin producto de calidad es muy difícil conseguir un buen resultado. Así que, como siempre, pregunta a tu carnicero de confianza. Y, limpieza, por supuesto. Una cocina, con sus utensilios sucios… imagínate los olores y sabores que puede conseguir…

Para cocinar bien, la plancha siempre tiene que estar bien caliente, nada de medias tintas. Se pone la carne encima ¡y se deja! Tampoco marees dando mil vueltas. Cocinar a la plancha es una técnica fácil, ¡no la compliquemos! Y para dar esa vuelta, utiliza mejor una espátula o pinzas de cocina, no pinches el alimento para evitar que se escapen sus jugos.¿Cuánto tiempo? Ya sabes que depende de la pieza que vayas a preparar, pero a nosotros nos encanta el truco minuto-cm.

Para terminar, la sal ¿antes o después? Va a ser que esto de preparar filetes a la plancha no era tan sencillo, ¿verdad? Pues a probar y saborear, claro está. Eso sí, ¡muy caliente! Que es cuando está más rico.

El secreto de tu barbacoa

Un buen chuletón es un buen chuletón. Aquí y en Pekín. Pero siempre sabe más rico si es a la barbacoa. ¿Por qué? ¿Será por cocinar al aire libre o por el ritual? ¿Cuál es el secreto de la barbacoa, la forma de cocinar más ancestral y que, seguramente, sea la que menos ha evolucionado? Ni idea, pero nuestra intuición (y práctica) nos lleva por estas pistas:

  • Está claro, sin calor, no cocinamos. Podemos obtenerlo de múltiples formas, pero no todos permanecen ni consiguen la misma intensidad (¿verdad, microondas?). Una buena barbacoa de gas produce un calor rápido y potente, pero que no permanece ni se expande de la misma forma que una barbacoa de carbón, ese mago que permite que la carne se cocine y dore despacito. Utiliza leña de encina para que el efecto sea aún mayor. Y añade sarmientos o hierbas aromáticas para potenciar el sabor.
  • Si puedes regular la altura de la parrilla podrás jugar con la intensidad de calor que necesitan tus piezas en función de su grosor. Si no puedes hacerlo, también puede ser interesante repartir las brasas y duplicar su cantidad en cada una de las mitades de la barbacoa. Esto te permitirá preparar carne y verduras a la vez, por ejemplo, y jugar con el calor para cocinar a dos tiempos. Puedes poner la carne primero sobre el lado más fuerte para dorarla bien por ambos lados en uno o dos minutos, y después asarla uniformemente en la zona menos caliente. Muchas posibilidades, una única regla: que el alimento no toque las llamas.
  • Al hilo de este último comentario, no te olvides de aprovechar el calor de las brasas al máximo y preparar patatas, chorizo o morcilla envolviéndolos en papel de aluminio y cubriéndolo con el carbón.

¿Hemos desvelado el secreto de la barbacoa? No lo sé pero, por si acaso, seguiremos investigando. Todo sea por vosotros, jeje.

Salar la carne, ¿antes o después?

Después del punto de la carne perfecto, salar la carne antes o después de ponerla en la brasa es uno de los debates más polémicos del mundo de los carnívoros, defendido con más pasión que un Madrid-Barça y con argumentos mas científicos que muchos de los debates que vemos en televisión. Antes de posicionarnos, vamos a recordar qué le pasa a la carne de ternera cuando la ponemos en la parrilla, y algunos argumentos a favor de cada momento. Durante la cocción, avivadas por el calor, las proteínas de la carne se retuercen y sueltan el agua que tienen dentro (como si de una bayeta se tratara) ¿Qué pasa? Que la carne se queda seca. La sal hace que la carne expulse los jugos, cierto, pero también hay defensores de salar la carne con antelación, ya que así dará tiempo a absorber ese líquido de nuevo, haciendo que esté más tierna.

¿Cuándo salar la carne, pues? Aquí va una teoría de Arthur Le Caisne que, en su libro Todo Sobre la Carne defiende a capa y espada salar la carne incluso un mes antes de cocinarla, para madurarla evitando que se pudra. Según el autor francés, “salar la carne mucho antes de cocinarla es un truco secreto que usan algunos chefs con estrella y que no quieren desvelar en absoluto”. En su opinión, lo correcto es salarla dos días antes, para que penetre en la carne protegiendo los famosos jugos que no queremos perder. Y, como resumen en Gastronomistas, «si la salamos de cuatro a cinco horas antes de la cocción, el resultado también será estupendo. Bien, pero menos, si la salamos una hora antes. Lo que no tiene ningún interés, en opinión de Le Caisne, es salar la carne justo antes de cocinarla o durante su cocinado. Si se sala después también haremos bien, así se mantendrá crujiente y explosionará en nuestras papilas»

Sin embargo, también hay quien defiende lo contrario, como el cocinero Dani Lechuga, que defiende que «no se puede salar la carne antes de tiempo porque pierde agua» o de hacerlo justo después, como en Directo al Paladar. Es cierto que este es el único momento en el que puedes controlar la cantidad de sal con exactitud. Y si lo haces con sal gorda, evidentemente, será la mejor forma de encontrarte esos «tropezones salados» que dan tanto sabor.

¿Qué hago yo? Probar, probar y probar. Es la única forma de conseguir el punto de sal, de cocción o de lo que sea perfecto: el que te gusta a ti.

Continente y contenido en el guiso

Foto: David Gussoni

Para hacer un buen guiso, lo primero, primerísimo del todo es saber qué quieres hacer, preguntar después a tu carnicero de confianza qué pieza, de las que tiene, le va mejor, buscar el resto de ingredientes y un buen recipiente. Contenido y continente. Y como de lo primero solemos hablar un poco más, vamos hoy a centrarnos en lo segundo respecto a un guiso. Ya hablaremos de hornos y de sartenes otro día. Recipientes ¿en qué nos tenemos que fijar y por qué?

  • Material. Tiene una importancia crucial. Al preparar un guiso o cocido, es el agua, al calentarse, el que cocina la carne. Por eso es imprescindible que el material de la olla o cazuela reparta el calor por igual para que todo el líquido alcance la misma temperatura. Si cocinas en un recipiente de hierro, las llamas sólo calentarán el fondo del mismo por lo que, o no paras de dar vueltas al contenido, o se harán primero los trozos más cercanos al fondo. Sin embargo, el hierro fundido transmite muy bien el calor, consiguiendo una cocción homogénea.
  • Tamaño. Sí, sí que importa. Y todo depende de la cantidad de carne que quieras cocinar porque, al diluir su sabor en el agua, si hay mucha cantidad, se perderá en la mezcla. Sin embargo, si no hay mucho líquido, éste se saturará antes de que la carne pierda todo el gusto. Si quieres que quede un caldo sabroso, es mejor estar pendiente y añadir agua si es necesario, que bañarlo en un recipiente enorme.